Hace mucho tiempo, un niño paseaba por un bosque, en el cual encontró un puente que atravesaba el lago que dividía dos ciudades con un cartel que decía: soy un puente encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.
El niño trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, ábrete sésamo, y muchas otras, pero nada.
Rendido, se tiró al suelo y diciendo: ¡ por favor, puentecito voy a reunirme con mis amigos! y entonces, se bajo al instante el puente, permitiendo que el niño pasara, en éste seguía un cartel que decía: sigue haciendo magia.
Entonces el niño dijo, ¡gracias por dejarme cruzar!
Y de pronto el puente cambio su color a un dorado aun más brillante, el cual alumbraba un camino hacia una maravillosa ciudad.
El niño pudo reunirse con sus amigos y tuvieron la mejor fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que por favor y gracias, son las palabras mágicas.